domingo, 19 de febrero de 2012

Las dietas milagro y la crisis

Un amigo, médico y nutricionista, me contaba el otro día que las dietas para adelgazar llevaban décadas de demostrado fracaso. No servían para nada y todo el mundo lo sabía, a pesar de lo cual se siguen prescribiendo como churros. La alternativa, me contaba con indisimulado pesimismo, estaban siendo técnicas de "cebado" que podríamos llamar, sondas nasogástricas que el paciente lleva encima con la mochilita de equilibrado alimento en papilla (como los astronautas) y un dispositivo incorporado que "alimente" al sujeto sin que éste lo perciba, el compuesto alimenticio se va segregando lentamente, evitando el hambre y el, al parecer, engorro de tener que comer.
Tanto las dietas como la idiotización máxima del personal van en contra de lo que mi amigo proclama, en el desierto, la responsabilización de las personas en su propia salud. El estado del bienestar parece que nos lleva a pensar que la gran teta de mamá nos tiene que hacer todo el trabajo, que los impuestos son para que nos infantilicen aún más y, sino, me cabreo. Un médico que le niegue el tratamiento a una persona si no cumple con su parte del tratamiento, sería considerado un hereje neocon fundador del Tea-Party que quiere negar la seguridad social a los ciudadanos. Creo que no estamos preparados para afrontar el reto de lo que tenemos por delante, la responsabilización de nuestras existencias. Por poner un ejemplo, creo que parte del 15-M está integrado por personas que protestan y portavocean la indignación ante una sociedad sin valores y liderada por desalmados (sin alma literalmente) vacíos de sentido, pero otra gran parte son personas que esperan que nos den todo hecho y que culpan al banco de haberse comprado un deportivo o una casa enorme que jamás podría pagar.
Los de los bancos, los médicos, los terapeutas, los políticos, etc.., tienen la responsabilidad en este caso de no engañar con promesas falsas para zafarse de la angustia que les proyectamos los ciudadanos y ayudarnos a desarrollar recursos individuales y comunitarios que, de otra manera, pretenden ser cubiertos desde las distintas Administraciones, con escaso éxito e invalidando la sociedad de cara a lo que tenemos que hacer ahora, quizás esta crisis nos sirva para darnos cuenta de todo esto.

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