sábado, 4 de febrero de 2012

Política

Cuando hablé por primera vez con aquel hombre, me miró con sus ojos azules, dos pequeños imanes centelleantes, y me dijo que cerrara la boca porque no dejaba de decir chorradas. Me callé de golpe. Fue como caer fulminado, aplastado por un piano de cola que cae desde el séptimo piso. Aún perplejo, intenté replicar algo pero me calló con un gesto bondadoso y me soltó: Dentro de no mucho tiempo verás como un grupo de personas enormemente generosas y comprometidas se juntan para mejorar las cosas..., ¿sabes por qué?
Ante mi mirada interrogante respondió él mismo: Porque ésa es la única manera de que las cosas funcionen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario